PENSAMIENTOS DE UN AÑO NUEVO EN EL EXTRANJERO

Enero 2018

Acaban de pasar las fiestas. Fueron las primeras lejos de la familia, y como todas las fiestas una vez que se terminan, siento cierto alivio.

No entiendo por que, la verdad. Si fue el mejor año nuevo de todos. Jamas me divertí tanto.

Y esto me lleva a analizar una escena que ví, el primer día del año que,creo, refleja muy bien lo que somos los argentinos: ni bien, ni mal. Simplemente es así.

El dia 30 de diciembre me tocó trabajar el turno tarde-noche en la recepción del hostel donde trabajo. Y si bien es más movido, hay más acción, la parte positiva es que es cuando más gente conoces.

Resulta que ya había dos argentinos quedándose en el hostel, y ese día llegaron otras tres, dos de ellas cordobesas. Las tres viviendo en Europa, los otros dos de viaje.

Paso que si no fuese por estas tres últimas, nunca me hubiese dado cuenta que uno de los huéspedes que andaba dando vueltas por ahí también era argentino.

Nos ponemos a hablar, las típicas conversaciones casi sacadas de un libreto, que tenemos todos los argentinos en Europa: hace cuánto estás, de dónde venís, dónde vivis,si te gusta, por que te viniste, qué hacías allá, cuando te volves (si es que!), etc.

Al rato, me acerco a hablar con el argentino camuflado: ya lo había visto por el hostel pero no sabia que era argento.

– Hola! vos tambien sos de los nuestros?

– Si, de Rosario! ando viajando…

– Ah, que bueno! estaba por hacerme unos mates acá en el escritorio, te copas? lo unico es que tenes que acercarte a la recepción porque estoy ahí y no puedo moverme.

-Si dale!

Y obviamente que agarró en dos minutos la cbse de naranja que yacía al costado de mi escritorio sin abrir, se encargó de prepararlos y tomamos unos mates mientras trabajaba.

Esa tarde me alegré mucho, me acorde lo hermosa que es la sensación de que alguien te cebe unos calentitos 1) cuando hace frio 2) cuando estás trabajando 3) cuando hace meses que nadie te ceba unos mates mas que vos! 4) cuando es acompañado de una charlita en tu idioma, tu dialecto.

Se me pasó volando el turno. Check in va, check in viene, mate mediante, fue uno de los turnos más lindos que tuve. Muy ameno.

En el medio de esto, llegó la otra chica argentina, con la cual ya había hablado, dado que había llegado a hacer el check in unos días antes por la mañana, cuando también estaba yo.

El tópico en común de esa tarde-noche fue “que planes tenés para mañana”. Ya que eramos 6 argentinos, ninguno con algún plan fijo.

Y pegamos tanta buena onda en un rato, que al rato ya teníamos un grupo de Whatsapp para organizar la noche de reveillon (noche de año viejo como le dicen en Francia).

Todo salió super bien, cada uno compró lo que quería comer, y nos juntamos en el bar del hostel e hicimos una cenita express. A las 12, nos fuimos para el centro de la ciudad (dos cuadras del mencionado y bendito hostel) para ver si había fuegos artificiales sobre la playa o algo… Nada. Resulta también que la lluvia dijo presente, y la verdad es que nadie quería mojarse. Entonces, de repente alguien dijo “y si volvemos al hostel y ponemos música y terminamos tomando ahi?

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Un grupo de desconocidos un 1/1 00:00

Por supuesto señores! el bar está vacío, yo trabajo en el, por ende… tengo acceso a la música. No se habla más. Música argentina YA!

Imaginense, 4 personas que están viviendo en Europa hace casi un año o más, sedientas de mover las cachas con buena cumbia y cuarteto.. para el caso de las cordobesas.

No es que la pase bien, es que necesitaba bailar, escuchar musica de fiesta de verdad. Mi cuerpo estaba ansioso de canciones como Noche Loca, Amor Clasificado, Quien te despertara con un beso en la mañana? hasta otras como Violeta, de Alcides.

Resumen: seis argentinos pasandola bien, sintiéndose en casa. Algo que puede parecer muy común, cuando estás lejos un tiempo, puede resultar muy, muy placentero. Sobre todo cuando la realidad que te rodea es tan distinta. Y esto me retoma a la escena que me llevó a escribir este texto:

 

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El primer atardecer del año en Niza, Francia

El dia siguiente, nos encontramos de nuevo los seis para ir a la playa, tomar unos mates y conocer un poco Niza. A la vuelta, estábamos completamente cansados, las chicas se volvían a Barcelona esa noche, el rosarino26195919_10213370683295792_7167941803249862095_n se iba para Milán, y yo no daba más de haber trabajado tanto en las fiestas. Entonces, simplemente nos quedamos un rato en el hostel, sentados, comiendo pochoclo y tomando algo caliente luego de la dura jornada de turista (no es facil serlo eh!)

Y ahí  es cuando vi las diferencias: Era primero de enero, y en la barra estaba mi compañero de trabajo inglés, y la única persona que le estaba haciendo compañía, tomándose una copa de vino, era su amigo de la vida y colega también. Ambos británicos y viajando juntos, trabajando en el mismo lugar desde hace meses. Y ahí estaban, los dos solos. Uno trabajando y el otro haciéndole apoyo psicológico.

Y a unas mesas de distancia estábamos nosotros, seis, ruidosos, disfrutando el hablar en nuestro idioma sin tener que traducirle a nadie (cuando llevas un tiempo afuera este tipo de cosas idiomáticas te empiezan a cansar) habiéndonos conocido el dia anterior, y ya sin vernos mas, o quien sabe cuando, desde esa misma noche. 

Me hace acordar al texto “Efímeros” que escribí hace un tiempo por acá también.

Esa escena creo que representa muy bien por que la mayoría de los argentinos no tenemos amigos en Europa**, ya que nosotros somos, en comparación, muy abiertos, dados, cálidos, amigueros. Es cultural, así como ellos son (a nuestro juzgar) un poco más fríos, cerrados, mas reservados. Ellos prefieren tener pocos pero verdaderos. Nosotros, nos hacemos amigos de cualquiera, y la pasamos bien con cualquier persona si esta tiene algo en común. Sobre todo, si ese algo es la nacionalidad.

** No es que me guste generalizar, pero en líneas generales, al menos todos los que estamos en Francia, no logramos tener amigos franceses. Gente que vive en Barcelona tampoco lo logra con los catalanes y así diferentes ejemplos que fui escuchando y por los cuales me permito hacer esta observación.

Mientras escribía este texto, desde el mismo escritorio en donde los conocí a todos los mencionados, sonaba “Magia” de Gustavo Cerati, y si bien la letra no tiene mucho que ver, la frase “las cosas brillantes siempre salen de repente” me pareció muy atinada. Disfrutenla

https://www.youtube.com/watch?v=-SR9iRGkmVY&index=17&list=PLwMnC2lm3ZCETiF7bDN7JVRWCjPCg3Ts

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