
Querida Berlin:
Que hermosos meses me hiciste pasar, te debía unas líneas para agradecerte. Pensar que al principio no nos gustamos. No tuvimos feeling. Tu oscuridad, tu frío y tu húmedad hicieron que la tristeza de tus calles prevalecieran por sobre lo que realmente sos. ¡Menos mal! ¡Cuánto le agradezco al universo que me depositó acá cuando más lo necesitaba y me dió una segunda oportunidad!
No estabas en mis planes, Berlin. Eras, realmente, la última opción y terminaste siendo la mejor. Nunca pensé que una ciudad con su energía me podía convertir tanto. ¡Sos una maquina! Nadie que te conozca queda igual o indiferente. A todos nos tocaste de un modo distinto, y eso te lo voy a agradecer siempre, Berlin.

No serás la más linda de Europa, esteticámente hablando. Pero seguro, la más enérgica, vibrante, intensa. Sos única, Berlin. Tu gente se adapta a todo: al poco sol que das en verano, a la lluvia, al fresco casi constante… Sobrevivieron a un muro que los dividió por años y aquí estan, todos conviviendo pacíficamente mirá si no se van a bancar cuatro gotas locas. JA! que tonta soy a veces. Ojalá, Berlin, mi país algún día pueda derribar ese muro imaginario que construimos nosotros solos, ojalá.
Quizás eso también influyó en que me enamores tanto… el hecho de vivir cuatro meses en un lugar sin división, donde somos todos iguales, sin importar ideología, religión o clase… que hermosa sos Berlin, unís a la gente.
Pensar que no podía (o no quería) creerle a mis amigos cuando me decían «es la mejor ciudad del mundo» ¡Estaba ciega! y como nos cegamos a veces por amor… Pero te dí una segunda oportunidad y vos me la diste a mí: me recordaste a que vine, que es lo que me gusta, y por qué hago lo que hago. Me marcaste el camino, Berlin, que por un par de meses había perdido de vista. Fuiste esa que me recordó de recordarme, valga la redundancia. ¡Qué importante no olvidarse de unx mismx!

Me reconvertiste, Berlin, fuiste mi lazarillo. Me acercaste a quienes necesitaba y me alejaste de quienes no. ¿Sabes lo dificil que es eso?
Me enseñaste que puedo absolutamente todo siempre y cuando me lo proponga, con buena energía, y me llevaste mas allá de mis límitaciones. Siempre decía que nunca iría a un país al cual no hablase el idioma y ahí me tuviste. Aprendiendo a comunicarme, con señas, con sonrisas, con alguna que otra frasecita que me llevo. Tu idioma, Berlin, me parecía imposible hasta que llegué, te caminé, te viví. Tu gente tuvo mucho que ver, Berlin. Que adorables. Qué divinos, que amables, que gentiles. Sin entenderles nada me parecieron la gente mas hermosa del mundo, no me imagino si hubiese podido hablarles. ¡Qué flash Berlin! ¡Hiciste que rompa los prejuicios conmigo misma y con todos!

Fuiste sin duda lo mejor de mi 2019. Lo más inesperado.
Gracias Berlin, por darme una segunda oportunidad. Que nadie mejor que vos y tu historia saben de qué se trata, esto de volver al ruedo.
Hasta algún próximo julio, Berlin. Porque nuestro romance, corto pero intenso, fue y será siempre de verano.
Hola carli! me encanto este artículo. Me siento muy identificada. Berlín era una ciudad que no tenía en mente y me termino sorprendiendo muchísimo! Me encanta como lo redactaste, se nota que escribís desde el corazón 🙂 te mando un abrazo desde argentina !
Me gustaMe gusta